lunes, 28 de diciembre de 2015

Día 12: Lluvias torrenciales

Bueno hija que la Valeria volvió hoy, y como se puso pesada, pero pesada como un martillo, pues le ofrecimos hacer los trabajos más duros de la casa. Ella, la muy tonta, por dinero hace lo que sea, así que aceptó.



Le mandé limpiar la fachada, y mientras la miraba a lo lejos, parecía que estaba cumpliendo su trabajo, Eso sí, ¡cerré todo! No dejo que esa me entre en casa ni loca...



Total hijos, que de repente, se puso a llover. ¡Una lluvia! Y venga a llover a llover a llover... Lo último en lo que pensé fue en la dichosa Valeria, ¡que se vaya al cuerno por ser tan pesada! Me la imaginaba ahí en la fachada mojadísima y medio volando... ¡Una risa que nos entró cuando se lo comentaba a Pili! Ah, y así fue eh, ¡se mojó toa!



Y luego cuando volvimos a casa, estaba de esta guisa... ¡Qué asco! Ni secarse sabe la mujer...



¡Y nosotras no fuimos menos! Las rohillas, tan precavidas como somos, pero tan torpes a la vez, ¡nos olvidamos el paraguas! Un cachondeo, hijos... Espero que esto nunca os pase y que no cojáis lluvia por la calle que os pille desprevenidos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario